lunes, 15 de febrero de 2016

LOS BOSQUES QUE ENCANTAN A CALI




Por Darwin Ávila Vanegas

En la zona rural de Cali aún se conserva la tradición oral en la que  indígenas milenarios, duendes y entidades espirituales  defienden a capa y espada el  bosque y los nacimientos de agua, lo que ratifica que el rótulo de ‘Cali encantada’, está intacto.


 El periódico Q’hubo se adentró en algunos  lugares que son desconocidos para la mayoría de los ciudadanos, en los que los mitos e historias  que han pasado de generación en generación son el pan de cada día.



A solo 30 minutos de La Sirena, saliendo hacia el corregimiento de Villa Carmelo (Oeste caleño), se encuentra un sitio sellado por la magia.



Se trata de la cascada ‘El Alemán’, una maravilla natural de 20 metros de altura, de la que cae un rocío de agua que cuenta a sollozos una historia triste de saqueo que inició  100 años atrás.



El mayordomo de ese paraíso es Jairo Hernández, un hombre de  al menos 40 años de edad que cuenta con amabilidad que los alemanes fueron los ‘reyes’ de esa tierra, de la que extrajeron miles de pepitas de oro.



“Los alemanes lavaron oro ahí. Ellos construyeron una casa que tiene más de 100 años. En esa época había molino, minas y se sabe que antes, en el tiempo de la colonia, los españoles ya habían saqueado esa tierra”, dice el cuidador.



La casa, una vetusta edificación de madera tan vieja como el modo de andar a pie, parece un ‘arca’ sacada de una película de terror.



 Sin embargo, cuentan  otros moradores del sector, que con el pasar de los años algunas entidades espirituales han hecho suyas esas tierras, y en ocasiones han visto una mujer indígena con traje de oro puro, deambulando en el cruce de las quebradas La Cristalina y La Candelaria.



Allí también se habla de guacas que deslumbran a altas horas de la noche a distraídos  caminantes.

Además, relatan que la dama aparece en los sueños de los labriegos, quienes al siguiente día sufren por los fuertes ‘chupados’,  que según ellos, les ocasiona en sus cuellos.


El ‘Cárpatos’ caleño



 Al igual que en Europa, donde los Montes Cárpatos lucen imponentes sobre la Cordillera Oriental desde el Danubio hasta Transilvania, en Santiago de Cali existe un micro sistema montañoso llamado ‘Cárpatos’, pero en la vereda La Candelaria.



  Para ciclistas y caminantes es solo la huella boscosa más difícil de ascender, que tiene desnivel positivo de hasta el 60 por ciento, pero para otros lugareños como don Carlos Murillo, es un portal espiritual que fue descubierto por tribus indígenas del pasado.



“Ellos lo descubrieron y en la actualidad muchas personas suben a hacer sus meditaciones, aunque estos temas no los conoce todo el mundo, ni los entienden”, dijo Carlos, que lleva 65 años viviendo en ese lugar.



 Pero su hermano Alejandro Murillo describió otra experiencia, que a su vez le contaron: “los habitantes hablan de duendes que molestan a los jornaleros. Alguien contó una vez que en una noche fría se fue a dormir y al poco tiempo se le acostó al lado un niño, lo abrazó sin hacerle daño y le habló sin que éste pudiera entenderle”.



‘Alejo’ se refirió a los gnomos, esos pequeños hombres de los  que nadie quiere escuchar cuando se está en un paraje rural, lejos de la civilización,  donde el ruido de la fauna y la flora es el único acompañante.



¿Duendes en los Farallones de Cali?


Tomás Muñoz es un ‘duendero’ de profesión. LLeva 30, de sus 50 años de edad, investigando sobre este tipo de personajes míticos que, según él, son los guardianes del bosque y la naturaleza.


Tras su larga búsqueda, creó en 2007 un espacio mágico al que llamó ‘Bichacue Yath’, nombre Nasa que significa santuario de aves y en el que resguarda cientos de figuras de duendes hechos en cerámica, cada uno con una historia que ha escuchado a lo largo de su vida.



“Quiero saber qué hay de lógica en el tema de los duendes, y en eso me he gastado mis últimos 30 años, eso me ha permitido hacer un pequeño resumen científico, pero no es tan agresivo y sé que son guardianes del bosque, esos personajes que están custodiando, agua, bosque, oro y que no  toleran que los humanos entren a  impactar el paisaje”, expresó Tomás, mientras mostraba su santuario de musgo en el que los barranqueros y guacharacas se pasean orondos de palo en palo.



Tomás, que usa gafas redondas al estilo ‘Ray-Ban’, es un hombre de montaña y en el Bosque El Secreto, cerca de la escuela donde funge como profesor, fue donde recientemente tuvo cierto contacto con esos sus ‘mejores amigos’.



“En una salida que hice para fotografiar insectos estuve de 4 horas perdido, ya estaba preocupado porque no tenía alimentación, escuchaba sonidos pero no me orientaba. Hice una ofrenda a los duendes, destapé algunos dulces y los dejé en el camino pidiéndoles que me mostraran el camino, que abriera el cielo, a los pocos minutos ellos me ayudaron a regresar”, comentó con respeto y mística el señor Muñoz.



Como él, muchos son los creyentes en los encantos y temas espirituales de nuestra ciudad, pero lo que sí es seguro, es que la naturaleza se está defendiendo de tanto atropello humano, pues la mayoría de estos lugares son contaminados a diario por turistas sin educación en la conservación ambiental.

Al final todos tenemos una historia de duendes  que contar, lo que queda claro tras escuchar, las acá contadas, es que en la ‘Cali encantada’, de que los hay los hay.

No hay comentarios:

Publicar un comentario