miércoles, 22 de febrero de 2017

¡RECORD EN LOS FARALLONES!

Cali. Michael Witschi voló en parapente por primera vez en la historia desde el campamento Balcones, a 3.750 m.s.n.m

Por Darwin Ávila Vanegas
Fotos Michael Witschi

El pasado viernes 17 de febrero no fue un día normal para Michael Andreas Witschi, ciudadano suizo de 29 años  que de manera inédita escaló Los Farallones de Cali, hasta llegar  a una altura de 3.750 m.s.n.m, y  en medio de una tormenta se lanzó a volar en parapente hasta aterrizar en La Vorágine.

Su objetivo lo tenía pensado hacía varios años, pero solo hasta este mes pudo materializarlo. No lo pensó tanto, solo llegó desde Panamá, donde hace empresa, y abordó un Uber hacia la vereda El Pato, puerta de los Farallones de Cali (Parque Nacional Natural).

Se las arregló para meter en su maleta la carpa, el ala, un casco, ropa térmica, agua, la silla y las ganas, y a las 7:00 a.m. salió a caminar en modalidad trekking hasta llegar a Balcones, un campamento de referencia en camino a Pico Pance, que es el punto de altura máximo a 4.100 m.s.n.m.

"En ese lugar me pidieron que escribiera mi nombre en la planilla de ascenso de caminantes, yo lo hice, pero les dije que no me esperaran que yo iba a regresar volando en parapente, me dijeron que era algo loco, irresponsable, pero ya tenía eso en la cabeza y seguí mi camino, era el único en el sendero, creo que era por el día", relató Michael.

Aunque este aventurero ha salido avante de recorridos extremos en los Alpes suizos, dijo que el bosque tropical húmedo es complicado y que le costó mucho subir los 12 kilos de peso de su equipaje por las trochas, reíces y terreno escarpado del trayecto hasta la cima.

Sin embargo lo que se creía era más complicado, subir el sector de los lazos, le pareció sencillo y prefirió hacerlo por el lado izquierdo de la piedra, "solo eran dos pasos, me fui por ahí porque de caer por los lazos estaría solo y nadie me ayudaría, era menor el peligro por el lado de la roca".


A las 12:20 del mediodía Michaell -empresario de la construcción en centroamérica- hizo su arribo al voladero improvisado que tenía en  mente. Su plan era pasar la noche en ese lugar, pero las condiciones climáticas no eran buenas y cuando se vio solo, friolento y con el agua dentro de su carpa debió tomar una decisión trascendental.

“No me gusta tirarme sin ver dónde voy a aterrizar, pero sabía que si lo hacía iba a ser algo único, vino un frente de lluvia fuerte y me dí cuenta que iba a abrir (el cielo), preparé el ala, sentí que venía un viento del oeste y con ese despegué”, dijo Witschi.

Su temor era que su equipo no resistiera la fuerza del agua, pero pasados  los primeros 5 minutos todo fluyó  y después vino el disfrute en el aire.

“Estaba mojado, pero feliz, vi todas las cascadas de Pance, pero de pronto el viento del Pacífico me llevó para afuera y me tocó aterrizar luego de 30 minutos de vuelo, en una cancha de fútbol cerca a La Vorágine”, explicó.

Michaell, quien perfeccionó su técnica de vuelo con el piloto caleño Aarón Maldonado en el año 2009, está feliz con su logro aéreo y espera que  sirva de inspiración a deportistas locales  e internacionales.

“En Colombia aprendí muchas cosas y principalmente en ‘La Sucursal del Cielo’; esto es un paraíso del vuelo y la naturaleza que vale la pena visitar y disfrutar todos los años”, finalizó este padre de dos hijos, quienes viven en Basilea, Suiza.

Antes que termine el 2017 este avezado deportista, quien también ha participado en el Red Bull X Alps -la carrera de aventura más difícil del mundo y que combina trail running y parapente- intentará llegar al pico máximo de Los Farallones, y lanzarse en una hazaña que para muchos locales es demasiado arriesgada.











martes, 14 de febrero de 2017

¡EL MURAL A LÁPIZ QUE SERÁ UN ‘GUINNESS’!

Roldanillo. Julián Castillo y su grupo Cartel de la Pinta realizaron el mural más grande del mundo hecho a lápiz.


Por Darwin Ávila Vanegas
 

Cuando a Julián Castillo le dijeron en un curso de arte en la Universidad Javeriana que no se podía pintar murales con lápiz, porque no se iba a ver el trazo, le sembraron una duda que despejó recientemente con la terminación de una obra que llena de orgullo a Roldanillo, su pueblo natal.

Este joven de 24 años de edad, inquieto en el ‘street art’, o arte urbano, es el creador del mural más grande del mundo hecho a lápiz, situado en la Carrera 6 con Calle 14, en un parqueadero del Hotel Oasys. 

Allí, el 30 de diciembre del año pasado se dibujó el boceto, en el que el autor  demoró 12 horas. 

Luego empezó a dar rienda suelta a su creación. Supongamos que la pinta la hubiera hecho solo: se habría demorado alrededor de cinco meses;  por eso, como vio que no le rendía el trabajo, aceptó la ayuda de sus panas del Cartel de la Pinta y de algunos habitantes del municipio. En total 20 personas tuvieron algo que  hacer en el lugar.

Luego de 45 días ya está listo. Se trata de una majestuosa lámina de 14 metros de ancho por seis de alto, en la que se plasmó el rostro de un anciano mitológico y una mujer inspirada en el ‘manga’ con un concepto: la ‘Realidad Absoluta’.

  “No importa que tan diferentes seamos, si vemos algo desde la misma posición lo vamos a percibir de la misma manera, es algo muy básico pero que a ratos a la gente se le olvida”, expresó Julián, un joven que aprendió empíricamente y ahora es un experto tatuador e incluso tiene su propia escuela (ver recuadro).

Para que el mural viera la luz, se necesitaron 1.200 lápices Mirado 2, de los que utiliza la gente del común, y una cantidad indeterminada de sacapuntas, que se convirtieron en los mejores amigos a la hora de ejercer cada trazo.

Para entender un poco sobre la inversión hecha para lograr el objetivo primero hay que decir que un lápiz cuesta en una tienda del pueblo alrededor de 700 pesos, por lo que gastaron al menos 840.000 pesos en estos elementos. Con la puesta a punto de la pared, los andamios y la logística de los artistas el costo total fue de 1.500.000 pesos.   

Y si es complicado pintar con brocha, ¿usted se  puede imaginar hacerlo con un minúsculo  lápiz cuya mina tiene un grosor de apenas 3 mm?

“Desgasta mucho, no rinde nada, en ese caso resultó conveniente que llegaran más personas a colaborar. En el caso mío no sabía cuanto me iba a demorar pero con la gente ya rindió muchísimo, aunque no tenían experiencia con arte, el lápiz todos lo  saben usar”, explicó Julian.


Raya a raya la pared se llenó de magia

Poco a poco la pared, cubierta  con una base de vinilo blanco,  se fue llenando de gris con la ayuda de los artistas. El mes pasado los ciudadanos se percataron de su magnitud y arribaron a visitar la obra  y a apoyar a los artistas con dinero, comida y felicitaciones.

Incluso los deportistas, que por esta época visitan la ‘Tierra Querida’ para practicar y competir en las pruebas de parapente, han hecho del lugar una parada obligada para sacarse la respectiva ‘selfie’ y llevarse un recuerdo cuando vuelvan  a sus países de origen.

“Me he dado cuenta de la  dimensión de lo que estamos haciendo, pues si ellos que vienen de ver el mundo y de ver tantas cosas dicen que el mural es grande, es algo importante, no es insignificante”, dijo Julián.

Con esta magistral muestra de la capacidad artística de los jóvenes roldanillences,  la llegada de los representantes de Guiness Record, para su verificación, es inminente. 
Aún con sus manos untadas de grafito,  Julián  hizo la solicitud a la revista, pero está vendiendo calcomanías para pagar una visita prioritaria que cuesta 1.000 dólares y en ese caso se demorarían solo cinco días en llegar el lugar de la obra.

Lo cierto es que en su investigación se enteró que este no solo es el mural más grande del mundo hecho a lápiz, sino el primero, por lo que el logro es  mayúsculo.
Por eso si usted va a Roldanillo, no se puede perder la oportunidad de conocer esta magnífica postal del Valle del Cauca, que seguramente quedará plasmada en su mente por muchos años.



El Cartel de la Pinta tiene su estudio

Los ‘padres’ del mural más grande del mundo hecho a lápiz es el colectivo artístico Cartel de la Pinta, conformado por jóvenes interesados en cambiar a Roldanillo mediante el arte.

Llevan cuatro años exponiendo su talento en las calles del municipio y en un pequeño estudio llamado Castillo Tattoo, donde Julián les enseña a perfeccionar su técnica.
“El mural me abrió la puerta. Empecé a colaborar con videos de fotogramas y luego cogí el lápiz y empecé a rayar”, dijo Juan Peña, uno de los integrantes del colectivo, un amante del cine y la fotografía.

Ahora el Cartel quiere establecer más records y aunque para este mural autogestionó los recursos, espera que la empresa privada lo apoye y así generar más proyectos ambiciosos.

Si usted desea colaborar con la causa llame al 3216266298.

Cifra:

45 días se tardó el Cartel de la Pinta en terminar el mural en Roldanillo.

Fotos: Jorge Orozco